Los
aludes son avalanchas de nieve que avanzan a
gran velocidad sobre pendientes pronunciadas
aprovechando la fuerza de la gravedad. Aunque
se trata de sucesos puntuales debemos de
mantenernos informados antes de salir a
esquiar o a practicar el montañismo.
Si se
percibe el desprendimiento de un alud, correr
en sentido perpendicular a la línea de caída
para salir de su trayectoria.
Si no
se consigue salir, intentar nadar sobre la
nieve que va cayendo para intentar mantenerse
en la superficie del alud.
Cuando
se note que el alud se va deteniendo adoptar
la posición de una bola.
Cuando
se perciba que el alud se ha parado, moverse
fuertemente para crear alrededor con manos y
brazos un espacio que permita respirar.
Si se
ha perdido la orientación, escupir porque la
dirección de la saliva indicará donde está
el suelo. A continuación escarbar en sentido
contrario en busca de la superficie.
No
malgastar las fuerzas gritando salvo que se
note muy próxima la presencia de alguien que
pueda acudir en ayuda.