Uno de los aspectos más
complicados relacionados con el uso del agua en la industria
textil es el vertido de elementos residuarios en los cauces públicos
dado su alto contenido de materiales en suspensión procedente
de fibras naturales o sintéticas. Según se trate de algodón,
lana o fibras artificiales, la industria textil requiere una
demanda de agua y una gestión de la misma diferente.
En
el caso del algodón, de las dos etapas a las que es
sometido para su producción -el hilado y el acabado-
el hilado no produce apenas aguas residuarias,
mientras que el acabado produce una gran cantidad de
vertidos muy contaminantes. |
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El tratamiento de la
lana genera un volumen excepcional de aguas residuales muy
contaminantes: por una parte, las impurezas procedentes de la
lana (polvo, tierra, etc.) y las adquiridas en el proceso de
manipulación en la fábrica y, por otro, los detergentes y
disolventes que se le añaden para su limpieza. La otra fase
que más agua contaminante produce es el acabado, en la que la
utilización de tintes, lejías, productos blanqueadores, etc.
generan vertidos químicos peligrosos para la salud pública.
En cuanto a las fibras
sintéticas, apenas emiten contaminación, pues es suficiente
un pequeño lavado y blanqueado previo al teñido.
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