En
nuestros días, la producción de energía
se ha convertido en un problema
medioambiental de primer orden. La energía
primaria consumida por el sector de la
edificación en los países
industrializados representa,
aproximadamente, el 30% del total, siendo
la electricidad la forma más consumida
por los hogares. La electricidad es una
forma “sucia” de energía, pues en su
producción se queman combustibles que
liberan los gases responsables del llamado
efecto invernadero o de la lluvia ácida. |
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Dentro
de este contexto de gasto energético, la
arquitectura bioclimática nace como una
alternativa ante el consumo de electricidad en las
viviendas y edificios principalmente con el
objetivo de gastar la menor energía posible en la
consecución del confort
térmico, concepto que depende de:
-
La
temperatura
-
El
grado higrotérmico
-
La
radiación
-
La
turbulencia del aire
El
confort térmico del cuerpo humano se obtiene
cuando perdemos calor al mismo ritmo que lo
generamos para nuestra temperatura corporal
normal: la actividad física y metal, y el
metabolismo de cada persona inciden directamente
en el ritmo de generación de calor. Por el
contrario, la ropa de abrigo, la temperatura del
aire, la temperatura de radiación, el movimiento
del aire y la humedad del aire, influyen en el
ritmo de pérdida de calor. Dentro de las
viviendas, el diseño y los elementos arquitectónicos
se conjugan para un mejor aprovechamiento del
clima y las condiciones del entorno, sin necesidad
de emplear mecanismos complejos adicionales.
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