El objetivo de la propuesta de directiva es fomentar el rendimiento energético de los edificios en todos los Estados miembros, en particular en los edificios nuevos, pero también incluye medidas que afectan a los edificios existentes teniendo en cuenta que representan el mayor porcentaje del parque inmobiliario.

En sus enmiendas, se clarifican algunos aspectos sobre las normas mínimas, que se adoptarán más adelante, y se precisa que se podrán distinguir entre edificios nuevos y ya existentes. Se precisan las excepciones que pueden introducir los Estados miembros y propugna el establecimiento de incentivos fiscales para inversiones dirigidas a mejorar el rendimiento energético.

Antes de la construcción de un edificio, la propuesta solicita que se lleve a cabo un estudio de la viabilidad medioambiental de la instalación de sistemas de energía descentralizados basados en energías renovables.

Así los Estados miembros estimularían el rendimiento energético vía concesión de créditos y deducciones fiscales, así como a través de campañas de información y sensibilización.

La Comisión debe estudiar la posibilidad de incentivos para inversiones en eficacia energética. Según señala la propuesta de la Comisión, existe un gran potencial de ahorro en el consumo energético de edificios, tanto los de vivienda como los de oficina, que estima en un 22% realizable de aquí a 2010.

Los edificios consumen esencialmente energía para su calentamiento (57% del consumo energético de hogar, 52% de oficinas). En las viviendas, el calentamiento de agua (25%) y electrodomésticos y alumbrado (11%) son otras partidas de consumo significativo.