Fuente: Madrid/Geoscopio
La Comisión Europea acaba de abordar ayer el tema de la coexistencia entre cultivos genéticamente modificados, convencionales y orgánicos, como preparación de la mesa redonda que el próximo 24 de abril discutirá las diferentes opciones políticas y acciones a tomar respecto a este mismo asunto.
La Comisión Europea ha mantenido un debate político sobre la coexistencia de cultivos modificados genéticamente, convencionales y ecológicos. Los Comisarios han examinado el concepto de coexistencia, los trabajos preparatorios efectuados hasta el momento, las posibles medidas de gestión agrícola, la viabilidad de establecer zonas libres de organismos modificados genéticamente y la cuestión de la responsabilidad en caso de presencia accidental de OMG.
La Comisión también debatió las opciones y medidas normativas que deben adoptarse a escala nacional y comunitaria. La Comisión constató que la coexistencia está relacionada con las consecuencias económicas derivadas de la presencia accidental de cultivos modificados genéticamente en cultivos no modificados genéticamente.
El problema tiene su origen en el principio según el cual los agricultores deben poder elegir libremente el tipo de agricultura que desean practicar, ya sean cultivos modificados genéticamente, convencionales o ecológicos. En la UE no debería excluirse ningún tipo de agricultura.
La Comisión considera que entre agricultores, o entre agricultores y la industria, es posible alcanzar acuerdos a escala local de forma voluntaria para garantizar la ausencia de cultivos modificados genéticamente en áreas específicas. Ya existen ejemplos de este tipo de acuerdos para cultivos que exigen normas de pureza muy elevadas o medidas de separación, como la colza oleaginosa con un alto contenido de ácido erúcico.
El debate que ha tenido lugar servirá de base para una mesa redonda sobre la coexistencia, que se celebrará el 24 de abril de 2003, y en el transcurso de la cual las partes interesadas tendrán la oportunidad de expresar sus puntos de vista. La Comisión presentará después rápidamente unas directrices sobre cómo abordar el problema de la coexistencia.
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