Utilización de las coníferas americanas en carpintería exterior
Miércoles, 8 de Marzo de 2006
Fuente: FEIM Las coníferas americanas ofrecen al industrial de la carpintería exterior de madera la posibilidad de aprovechar al máximo el material, por su extraordinaria limpieza y disponibilidad en todas las medidas usuales. Son maderas versátiles, estables y respetuosas con el medio ambiente. Algunas son naturalmente resistentes a la degradación causada por diversos agentes, y otras aceptan fácilmente los tratamientos de protección. Encajan en la amplitud de los nuevos diseños y permiten la rehabilitación más exigente.
El pino amarillo -de gran limpieza y ductilidad-, el pino Oregon -conocido por su bello color y su estabilidad- o el cedro rojo -de enorme durabilidad-, son maderas disponibles, económicas y de suministro garantizado.
La disponibilidad de madera de pino amarillo en grandes secciones y longitudes permite al carpintero diseñar y fabricar ventanas de gran tamaño o cristaleras arriesgadas, sin presencia de nudos en los perfiles, con un veteado hermoso y uniforme en los mismos.
Al ser blanda, la madera de pino amarillo se deja atornillar, clavar, encolar y mecanizar con facilidad. Su polvo y su serrín no producen irritabilidad al carpintero. El pino amarillo presenta una madera clara, de veta marcada. Admite con facilidad tintado y teñido, así como texturas de acabado diversas: lisas con el cepillado, rugosas con el envejecido, o el chorro de arena para sacar la veta, al fuego, etc.
El cedro rojo es una cálida y agradable especie que destaca por su resistencia a la degradación. A su durabilidad natural hay que sumar otras prestaciones como la estabilidad -si es debidamente secada-, y la resistencia al desgaste por la acción atmosférica. Admite muy bien la pintura y ofrece al carpintero gran facilidad de mecanizado.
El pino Oregon es único, exclusivo. Su madera es bellísima, muy estable, de grano fino, y muy durable. Aplicado en carpintería exterior, se comporta extraordinariamente bien en zonas donde las oscilaciones de temperatura y humedad son extremas. Gracias a su veta recta, es posible fabricar perfilería para ventanas y otros cerramientos de una belleza exquisita y altísimas prestaciones.
El hemlock, para terminar, es una especie mucho más clara que las anteriores, con muy poca veta y sin resina, ideal para pintar o lacar la ventana.
Con todo, la madera de coníferas de Estados Unidos es apta para realizar hojas de perfil grueso o delgado, admitiendo en todos los casos la incorporación a la ventana de juntas de estanqueidad, acristalamientos con cámara, uniones acanaladas o dobles galces en marcos y hojas.
Este material permite diseñar carpinterías para situaciones especiales, tales como rehabilitaciones de edificios antiguos y vanos amplios o irregulares, ya que de un solo tablón es posible extraer varias piezas largas y limpias.
Una ventana bien diseñada con madera de cedro, hemlock, pino Oregon o pino amarillo, además de garantizar las prestaciones exigibles, ofrecen una belleza y calidez difícilmente igualable por otros materiales o maderas.
La ventana de madera hoy ofrece una imagen de calidad en la construcción. El industrial dispone de una gama de medidas amplia y adaptada a sus necesidades; madera tratada, seca y cepillada, con las especificaciones requeridas para un proyecto concreto y para la aplicación a que va a ser destinado el cerramiento.
La madera de coníferas americanas se encuentra fácilmente en los almacenes del ramo por toda España, con lo cual su disponibilidad es inmediata.
Actualmente, y debido a la intensificación de la producción y a una mejor silvicultura, la producción de madera de calidad de algunas especies como el pino amarillo, se obtiene en ciclos más cortos, de 25 años, obteniéndose por tanto, más madera de albura, aunque manteniendo la limpieza que caracteriza a estas maderas. Por ello, algunas coníferas americanas como el pino amarillo, deben incorporar los tratamientos de protección y acabado adecuados, si van a ser empleadas en carpintería exterior. Su albura es susceptible al azulado -decoloración por la acción de hongos cromógenos-, que deteriora el aspecto pero no destruye la madera. Simples detalles como insistir en el pincelado de las testas, diseñar correctamente las carpinterías, mecanizar y encolar de forma adecuada piezas y uniones, y realizar un sencillo mantenimiento regularmente garantizan que esta magnífica madera conservará por mucho tiempo su funcionalidad y sus características estéticas. Hoy en día existen numerosos productos y métodos de tratamiento que aseguran la durabilidad de la madera: brocha, inmersión, pulverización, ducha, autoclaves...; las coníferas de Estados Unidos admiten todos, y la protección alcanza toda su sección, siendo muy fácil introducir repelentes al agua en el interior de los perfiles en el momento de la fabricación.
La explotación forestal en EE.UU. está sujeta a estrictas reglamentaciones para asegurar la sostenibilidad, el mínimo impacto en el territorio en el momento de las operaciones selvícolas y la protección rigurosa de los cursos de agua y la biodiversidad. La certificación SFI (Sustainable Forest Initiative) ha sido adoptada mayoritariamente por la industria forestal estadounidense, lo que asegura unas prácticas respetuosas con el medio ambiente.
En conclusión, la madera de coníferas de Estados Unidos es un material versátil, duradero y natural para fabricación de ventanas. Como cualquier madera, requiere unos cuidados apropiados en la fase de diseño y fabricación, siendo fundamental el tratamiento de acabado. Puede incluir la aplicación de productos fungicidas e insecticidas, pero es igualmente importante impedir el acceso de agua al interior de las piezas por las testas. Ello se consigue con un cuidado especial en la fase de fabricación y montaje, asegurando la aplicación de productos repelentes al agua. Con ello el deterioro de la carpintería por causa del agua queda virtualmente anulado. Ello asegura durante muchos años su belleza y unas magníficas prestaciones.
Enviar la noticia a un colega