Los ecologistas no cesan de
preguntarse por qué en España, país del sol, hay tan pocos paneles
fotovoltaicos instalados. Ha sido tan escaso el interés de las administraciones
públicas y de los distintos ministerios en promocionar la obtención
de electricidad con energía solar que hasta un país norteño como
Alemania tiene 3 veces más superficie de paneles solares fotovoltaicos
que el Estado español.
La electricidad es una forma
de la energía sumamente versátil e imprescindible en nuestro modo
de vida, pero generarla tiene unos costes ambientales que, dependiendo
del tipo de tecnología empleada, pueden llegar a ser muy altos.
El sector eléctrico, junto con el del transporte, es el mayor emisor
de CO2 en España (en 1997, las emisiones de CO2 provenientes de
la producción de electricidad ascendieron a 70 millones y medio
de toneladas, lo que supone el 28% de todas las emisiones energéticas
en España). Por no hablar de la contaminación radiactiva, y su generación
de residuos, ni de los óxidos de nitrógeno y de azufre, causantes
de la lluvia ácida.
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