Este
tratamiento es el encargado de eliminar la materia orgánica biodegradable
presente en las aguas residuales y que no ha sido retirada durante
el tratamiento primario. Consiste en provocar el desarrollo de microorganismos
capaces de asimilar la materia orgánica.
Destacan dos tipos principales
de tratamiento:
Lechos bacterianos.
Fangos activados.
Los lechos bacterianos
consisten en unos depósitos cilíndricos rellenos de un medio filtrante,
cuya superficie está recubierta de una película biológica, y a través
de los cuales fluye el agua.
El medio de filtración puede
ser muy variado, desde la tradicional arena de río hasta modernos
materiales plásticos. El agua se deja caer en forma de lluvia, efectuándose
una aireación por tiro natural. El elemento fundamental para conseguir
una adecuada eficiencia en la depuración estriba en repartir uniformemente
el agua sobre la superficie filtrante, para lo cual es imprescindible
un diseño adecuado.
En los fangos activados
los microorganismos que realizan la depuración se encuentran concentrados
en un espacio reducido formando un flóculo bacteriano. El tratamiento
se lleva a cabo en cubas de aireación de forma circular o rectangular.
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